Derecho Procesal: Un concepto que podría mejorar la justicia boliviana

El abogado procesalista, Jorge Quiroga, elaboró dos libros que tratan del Derecho Porcesal, son “Nuevo derecho procesal” y “Teoría política nuevo derecho procesal, ¡Justicia enferma!”. Durante la entrevista sobre su trabajo el autor dio su punto de vista sobre el estado de la profesión de abogado y los cambios que se deben gestar en la justicia boliviana.

¿Cómo surge la iniciativa para este libro?
La iniciativa de este tema traducido en dos libros nació cuando yo me encontraba estudiando el segundo año de derecho en la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz. Escuchaba a los abogados plantear procesos constitucionales como el habeas corpus y escuchaba famosos términos como carga procesal, prueba procesal, término procesal, y me llamó mucho la atención la significación del concepto, de lo que es lo procesal.

¿Qué es el derecho Procesal?

En las universidades el Derecho Procesal es el conjunto de normas jurídicas que hace un procedimiento, ¡falso!, si sigue enseñándose así estamos deteriorando la inteligencia de jóvenes universitarios, porque el procedimiento es una cosa, tiene un concepto muy particular y lo procesal tiene un concepto muy diferente, es el término que puede realmente cambiar la justicia en Bolivia.

Lo procedimental tiene que ver con la mecánica del Derecho, tiene que ver con la forma en que se desarrolla y desenvuelve el Derecho hasta obtener, desde una demanda, una sentencia final.

Lo procesal no es el conjunto de normas jurídicas, lo procesal es la teoría filosófica de las instituciones del Derecho. Debemos ingresar en la teoría de los conceptos de lo que significa la prueba en todas sus manifestaciones. Debemos llegar hasta poder conceptuar lo que significa la valoración de la prueba. El Derecho Procesal va a ayudar al juez a redactar una sentencia tipo, es decir, una sentencia convincente que el perdidoso que es quien más nos interesa llegue a exclamar “he perdido en buena ley” y se vaya a su hogar tranquilo porque eso es lo que persigue el Derecho.

¿En quÉ estado se encuentra la profesiÓn de abogado en estos dÍas?

La profesión de abogado me parece que está atravesando desde hace mucho tiempo una crisis y deteriora más su propio estatus hasta lograr desintegrarla, porque hay división entre los abogados profesionales, unos son procedimentalistas y otros, casi ninguno, procesalistas, y no debe haber esa división. Un abogado debe ser tan procedimentalista como procesalista, es decir, debe ser tan mecánico del Derecho como filósofo del Derecho, como teórico del derecho, la unión de esos dos extremos hace al letrado.

Ahora las universidades nos están dando abogados procedimentalistas, mecánicos, perdónenme mis colegas, pero artesanos del Derecho. Saben como llevar un pleito de familia, penal o civil, pero ignoran totalmente la significación de lo que significa prueba.

¿CÓmo mejorar esto?

Si no hay cambio voluntario y decisivo del abogado, un cambio como dice la Biblia “de la vana manera de vivir” no va a existir el cambio. Debemos buscar un objetivo en la vida para poder vivir bien. ¿Qué queremos con el Derecho?, ¿dinero o la felicidad de todos?, el dinero va a venir, no vendrá a borbotones pero vendrá. Hay que fijarse más en las satisfacciones que un profesional pueda dar a un ciudadano que necesita del asesoramiento.

Que cambio puede haber en este país si todo lo que estamos aplicando en ley traducida en sentencia es producto de la copia de los países europeos. El mariscal Santa Cruz nos ha traído todo copiado, nada hecho.

Santa Cruz ha de haber sido un libertador muy bueno pero cometió graves errores que estamos pagando nosotros con la ambigüedad que nos trae la basura doctrina española.

Gracias a ello la retardación de justicia, el cohecho, la dejadez y “no me importismo” de los magistrados, por culpa de una sola palabra “ambigüedad” de la ley europea, de la ley de que nos ha nutrido el mariscal Santa Cruz. Si usted dice esto es blanco está muy bien, si es negro lo mismo está bien y si es verde lo mismo, esa es la basura española. Ya no debemos acordarnos de aquello y debemos pensar solamente en un acto cívico como el hecho de la Constituyente. Ha nacido en Bolivia una nueva superestructura jurídica nacional que debemos alimentarla, debemos rebosarla, debemos aderezarla para que sea perfecta, la Constitución no es perfecta, las leyes que han emergido después de la Constitución tampoco, hay que mejorarles, pero de lo que debemos estar orgullosos es que es nuestra, nació en Bolivia y nos la trajo un indio.

¿Qué cambios se deben producir?

El cambio material y espiritual siempre es bueno, más me apoyo por el espiritual. El cambio material, el cambio de personas en este caso, es positivo siempre y cuando los que son dignamente señalados como magistrados responden a su propio estatus, de lo contrario ellos van a ser el ejemplo de lo que va a constituir el cambio en Bolivia.

Yo no le veo otro cambio que pueda producirse con todos los magistrados nombrados, no veo el cambio, nadie puede verlo, ni el mismo Presidente de la República, hasta que los frutos sean expuestos ante el público. Ojala que esos frutos sean muy buenos, traducidos en sentencias, en autos de vista y auto supremo, porque aquel juez que dicte sentencia a auto de vista o auto supremo contra la ley va a ir a la cárcel, ese es el cambio que yo veo como procesalista en este momento. El Estado va a poner en la cárcel a aquel juez que dicte sentencia contra la ley, porque sencillamente un juez, un magistrado actual no puede cambiar espiritual y materialmente de la noche a la mañana, el Estado les va a hacer cambiar con la cárcel y el que sustituya a ese magistrado que va a ir a la cárcel va a tener que pensar dos veces para pedir esa fuente laboral, porque tendrá el mismo destino si hace las cosas mal, me parece que esa es la intención inteligente de los que han programado ese cambio.


El Mundo