Derecho homosexual a formar familias

El colectivo de personas trans, lesbianas, gays y bisexuales (TLGB) protagonizó la noche del sábado movilizaciones en varias ciudades del país demandando que la sociedad boliviana reconozca su derecho a conformar familias entre personas del mismo sexo.
Esa movilización se realizó en el marco del Día Internacional del Orgullo LGBT (lesbiana, gay, bisexual y transgénero) que se celebró este 28 de junio.

El denominador común de esas movilizaciones fue el reclamo de que sus derechos constitucionales sean respetados y las marchas contaron en todos los casos con el respaldo de representantes de organizaciones civiles defensoras de los derechos humanos,  del Defensor del Pueblo, concejales municipales e incluso de la alcaldesa de la ciudad de El Alto.

De acuerdo con testimonios recogidos por varios medios de voceros del colectivo TLGB, ellos no exigen que en Bolivia se apruebe el matrimonio homosexual, sino que se les reconozca el derecho a formar familias entre personas del mismo sexo.

La tolerancia al homosexualismo fue una práctica en la Grecia antigua y durante el Imperio Romano. Es a partir del cristianismo que se comienza a penar todo tipo de acto sexual que no sea exclusivamente con el fin de la reproducción, y el sexo entre hombres caía en esa categoría. Incluso durante gran parte de la Edad Media se calificó de sodomía a todo tipo de relación sexual que no apuntaba a la reproducción. 

En 1524, el papa Clemente VII aprobó que la Inquisición del reino de Aragón tuviese poder judicial sobre la sodomía, es decir, les daba carta libre para perseguir a los homosexuales.

El 28 de junio de cada año se ha establecido como el Día Internacional del Orgullo LGBT (lesbiana, gay, bisexual y transgénero), también conocido como Día del Orgullo Gay, fecha en que esta colectividad conmemora los disturbios suscitados el 1969, en Stonewall, Nueva York (Estados Unidos) en contra de los constantes abusos de las fuerzas policiales, exigiendo de forma pública a la sociedad la tolerancia y la igualdad basada en la libertad de orientación sexual e identidad de género.
Pero los tiempos han cambiado y la tolerancia hacia otras opciones sexuales se impone hoy al rechazo inquisidor del pasado. En el caso boliviano, la Constitución Política del Estado, la Ley 045 Contra el Racismo y toda forma de discriminación y el Decreto Supremo  189 del 1 de julio de 2009 promulgado por el presidente Evo Morales los que protegen los derechos de esta población.
En ese contexto, el colectivo boliviano TLGB se reunirá en una cumbre nacional que se realizará el 3 de julio en el Museo Nacional de Etnografía y Folklore. Los participantes abordarán cinco ejes temáticos y el cierre contempla la presentación de un libro que resume las historias de parejas conformadas por personas del mismo sexo en Bolivia.

Se informó que esos ejes son: El derecho de las familias de diversidad sexual, la educación en sexualidad integral, el Estado laico como garante de participación y democracia, una política pública de lucha contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género, y la agenda de identidad de género.

Lo que reclaman las personas que conforman el colectivo TLGB no es nada más ni nada menos que el cumplimiento de las leyes que protegen el ejercicio de sus derechos sexuales, piden que los bolivianos rechacemos la homofobia, que no es otra cosa que la aversión, el odio, el prejuicio o la discriminación contra hombres o mujeres homosexuales, y la transfobia, entendida como la discriminación hacia la transexualidad y las personas transexuales o transgénero, basada en su identidad de género.

Es cierto que todos tenemos nuestro criterio respecto de la comunidad TLGB y que pensamos y actuados de acuerdo con nuestras propias convicciones, pero también es cierto que vivimos una época en la que la tolerancia hacia nuestros congéneres ha ido derrumbando tabúes que en el pasado marcaban la conducta humana.

Hoy, no obstante, por suerte los homosexuales cada vez tienen menos rechazo por la sociedad, y están ganando sus derechos en muchos ámbitos, aunque algunos niveles de prejuicio sigue en casi todas las sociedades.

El País